terça-feira, 26 de julho de 2011

Ode ao caldillo de congrio

Oda al Caldillo de Congrio

Pablo Neruda

En el mar tormentoso de Chile vive el rosado congrio,
gigante anguila de nevada carne.
Y en las ollas chilenas, en la costa,
nació el caldillo grávido y suculento, provechoso.

Lleven a la cocina el congrio desollado,
su piel manchada cede como un guante
y al descubierto queda entonces el racimo del mar,
el congrio tierno reluce ya desnudo, preparado para nuestro apetito.

Ahora recoges ajos, acaricia primero ese marfil precioso,
huele su fragancia iracunda,
entonces deja el ajo picado caer con la cebolla y el tomate
hasta que la cebolla tenga color de oro.

Mientras tanto se cuecen con el vapor los regios camarones marinos
y cuando ya llegaron a su punto,
cuando cuajó el sabor en una salsa formada por el jugo del océano
y por el agua clara que desprendió la luz de la cebolla,
entonces que entre el congrio y se sumerja en gloria,
que en la olla se aceite, se contraiga y se impregne.

Ya sólo es necesario dejar en el manjar caer la crema
como una rosa espesa, y al fuego lentamente
entregar el tesoro hasta que en el caldillo
se calienten las esencias de Chile,
y a la mesa lleguen recién casados los sabores
del mar y de la tierra para que en ese plato tú conozcas el cielo.

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